Pacasmayo
El sábado por la noche, medio mareado por la ingesta del alcohol, tuve la suerte de sentir las relajantes aguas de esta preciosa playa. Mojé mis pies y sentí como la brisa del mar se penetraba en mi cuerpo, súper relajante. Además, cuando giraba y giraba con las manos tendidas, nació en mí, unas cortas palabras producto del licor “La inspiración está a orillas del mar, solo es cuestión de sentir tus pies húmedos, tirarte en la arena mirando al cielo y con tu cigarro en la boca decir ‘esto es vida”.
Algo que me causó admiración, fue ver a los recicladotes de basura andando por el día, cunado estas personas prefieren salir a laborar por las noches. No dudé en fotografiarlos. Después de hacer esta toma, avizoré a dos apasionados pescadores que estaban a punto de salir del mar. Hasta el momento no sabía exactamente que traían en sus redes, es por eso, que decidí ir a darles el alcance.
Portaban una bolsa de red llena de muimuyes, habían grandes y chicos, listos para ser incrustados en el afilado anzuelo. “sirve de carnada”, me explicó uno de los pescadores “pero también se come con limoncito y salsita, nada más”, agrego.
La historia de los pescadores es una travesía llena de aventuras, porque “si en medio de la marea no tienes que comer, lo único que puedes hacer, es chocar con la carnada, coger los muimuyes más grandecitos, echarles salsita y limón y directos al estómago, claro, antes de eso le sacas la caquita naranja que tienen”, relató el semidesnudo pescador.
Prefieren salir en las noches a pescar, según ellos “la marea baja y los pescados se encuentran no tan profundos”. Pueda que tenga razón, pero lo cierto es que en las mañanas se dedican a conseguir la carnada para refrigerarla hasta la noche.
Luego de escuchar esta corta anécdota, pensé en que quizá pueda volver a fotografiar a estos pescadores, pero ya no desde la orilla, si no, navegar juntos con ellos y vivir en carne propia el divertido y arduo trabajo de pescar.
Me senté en la pérgola a darle el visto bueno a las fotografías, y justo cuando le hacía zoom a la del muelle, apareció delante de mí un personaje que es muy conocido por los pescadores. Un anciano, que por las noches se cobija en uno de los inservibles barcos.
Lo miré y noté en su rostro cabizbajo, preocupación, una pesadumbre que solo lo sostenía con su bastón, y que talvés pronto podría repercutir en alguna enfermedad, conllevándolo a la muerte.
Desde un ángulo más humano capturé su caminata, pasó y lo perdí. Seguro se dirigía al muelle. No lo sé.
El sol cae creando un ambiente natural y artístico, donde se ilumina el degradado de un color anaranjado fuerte.
En las noches pacasmayinas, la gente prefiere salir al malecón, contemplar el mar, si es sábado lo único que vamos a encontrar, grupos de muchachos que se reúnen para tomar unas cuantas latas de cerveza, y si te quieres emborrachar las canjeas por una botella de ron Cartavio y una bebida.
Nada te ocurrirá, Pacasmayo es una ciudad muy tranquila, actualmente se está poblando con más centros comerciales, debido a que la Fábrica de Cementos Pacasmayo ha contratado a bastantes trabajadores que son provenientes de todas las ciudades del país.
3 comentarios:
Encuentro en tu blog, poesia y mucha sensibilidad. Felicidades y adelante, la vida recien empieza. Saludos.
DEGUSTACION
Al momento en que
el sol enciende
el nuevo dia dorado
una sarta de pescaditos,
pulpos, patios, palabritas,
y un racimos de algas; palpita
mi deseo de degustar
lo que el sagrado mar
de los pacasmayos
nos entrega
LAS IMAGENES Y LOS VERSOS
Hombres de brisa, cascajo y arena
de viento y sal , de sol y mareas
andan a pie desnudo y en truza veraniega
por esta eximia rivera
que en sus pedrerias
encuentras embarcaciones baradas
en sus piedras
otros triciclos se pasean
con bultos de redes agalleras
viendo de siempre
el escoger los caracoles o carnadas bajo la marea
y ya los derritidos pilotes
del muelle lloran gotas de hierro
oxidado por la corrosion de la sal
y la arena
casi todos camina siempre apegados
con la lejania del recuerdo por estas eximias riveras.
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