Las tumbas de Sillustani
Cuando llegué a Sillustani, mis ojos lo primero que enfocaron fue un enorme cerro, y en la punta, casi a la puerta del cielo, estaban aquellas eternas tumbas o chulpas (torres de piedra), edificadas por antiguos incas de la cultura tiahunaco, que sirvieron para enterrar a sus muertos. Hacia la derecha está acompañado de las tranquilas aguas de la laguna de Umayo, hacía la izquierda, un panorama perfecto de la naturaleza divina, lleno de lugareños pasteando sus animales. Y arriba, en el cielo, parece estar pintado completamente de azul, cubierto de blancas nubes que se quedan estáticas ante los ojos de los visitantes, sin duda, muy diferente a la sierra liberteña del Perú.
En la entrada del terreno, una de las noventa chulpas se presentó ante mí, claro que no tenía nombre, pero traté de ponerle uno, y la llamé “la mole”. Y ¿porqué la mole?, pues, debido a que si hubiese tenido cabeza y brazos se parecía a uno de los personajes de los 4 fantásticos, y también por las cuadradas piedras compactas e indestructibles.
La altura de la mole como de las demás, superan los 12 metros, tiene un mayor diámetro en la parte superior que en la base y cada una está diseminada en un área de 150 hectáreas, el cual lo convierte en uno de las necrópolis más extensas del mundo.
Las chulpas fueron construidas para proteger los cuerpos sin vida de importantes personajes. A pesar del gran tamaño de la torre, el cadáver solo ocupaba un espacio reducido en la parte inferior. Una pequeña puerta, donde solo se podía entrar en cuclillas, permitía el ingreso al interior, pero hasta el momento esa pequeña puerta se mantiene en exhibición.
Y ¿dónde se encuentran éstas chulpas?, nada menos que a 34 kilómetros al norte de Puno, paseando por orillas del lago Titicaca y subiendo a unos 3900 metros sobre el nivel del mar.
A pesar que los rayos del sol siempre están iluminando tu recorrido, el refrescante aire empieza a apoderarse de tu cuerpo, se siente el frío, pero es soportable.
Lo que más vende en estos tiempos de verano, son piedras puntiagudas de color verde, con un orificio en una de las extremos. Dice que se pasa horas y horas buscando las piedras en el extenso cementerio. Otro de los productos que son muy vendidos, son los simpáticos chullos peruanos, hechos de lana de alpaca, y las bufandas hechas del mismo material.
Los precios son cómodos, y hay diversas cosas que se puede uno comprar, pero por ésta vez, solo le robé una fotografía a doña María, quizá para la próxima le compre una piedra puntiaguda netamente encontrada en los alrededores de las tumbas de piedra de Sillustani.
Una espectacular escenografía nos espera en ésta cima, elegida por verdaderos maestros en el arte de erigir colosos de piedra frente a la laguna de Umayo, sin duda unos verdaderos arquitectos, que eligieron tierras peruanas para inmortalizar sus creativas obras.
3 comentarios:
Bonita serié amigo!!!!
Colores vivos.
Saludos y Bendiciones
Grandes fotos las suyas.
Siempre es grato llegar a tu casa.
Un abrazo fuerte y mi cariño.
Espectaculares fotografías.
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